NITZAVIM-VAYELEJ

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“Atem nitzavim hayom kuljem… Ustedes están de pie hoy, todos ustedes”. (1 )Moshe se dirigió a Klal Yisrael en el último día de su vida para llevarlos al pacto de arvut, la responsabilidad de un judío por otro. El Zohar afirma que esta oración se refiere a otro momento en el que todo Israel está de pie ante Hashem: en Rosh Hashaná.( 2)

En el año 5777, Reb Yaakov fue dado de alta de un hospital apenas horas antes del comienzo del Día del Juicio. Su médico le había dicho que no asistiera a los servicios en la sinagoga. Sus hijos y nietos se reunieron en su casa para hacer un minyan, pero faltaba uno. Un hijo de Reb Yaakov salió para ver si podía encontrar a alguien que se uniera a ellos. Vio a un jasid que llevaba un shtreimel. Se preguntó si debería molestarse en acercarse al jasid. De hecho, todos van a rezar, pero cada uno tiene sus costumbres, tradiciones y nivel de comodidad.

El hijo decidió intentarlo. “En este edificio hay una persona que está enferma. Su médico dijo que no puede ir a la sinagoga, así que estamos tratando de hacer un minyan en su casa. Nos falta uno. ¿Puedes acompañarnos?” “Seguro, con mucho gusto”.

El rezo salió bien. Cuando estaba por terminar, nuevamente se preguntó si debía pedirle al jasid que regresara por la mañana. Le pidió y nuevamente el jasid respondió: “Seguro, con mucho gusto”. Se unió a ellos para todos los servicios de los dos días de Rosh Hashaná.

El jasid cumplió con su obligación de rezar, pero tuvo beneficios adicionales. Gracias a él hubo un minyan. Gracias a él, la persona que estaba enferma obtuvo una gran alegría y se elevó. De hecho, después de Rosh Hashaná, Reb Yaakov envió a uno de sus hijos a entregar un regalo en efectivo al jasid. Al recibir el dinero, el jasid fue a preguntarle a un Rav si podía/debía quedarse con él.

Había varios problemas. El individuo enfermo estaba agradecido por la bondad del jasid, pero la realidad era que no se unió a ellos simplemente porque era lo correcto. Su esposa había dado a luz a una niña y fue dada de alta del hospital antes de Rosh Hashaná. Cuando el jasid compartió la noticia con su Rebe, este le dijo que su casa está lejos de donde rezan los jasidim. Por lo tanto, es más importante que se asegure de ir a un minyan cerca de su casa. Resultó que tan pronto como salió por la puerta, se le acercó el hijo de Reb Yaakov.

El jasid estaba preocupado de que el regalo se le diera por error. Además, no debería obtener beneficio por hacer una mitzvá. Además, es mejor ser un dador que un receptor. El Rav respondió que debía aceptarlo. Se lo entregó en agradecimiento por haber hecho el minyan. Su incorporación al minyan fue sin considerar recibir nada a cambio. Se lo dio con buena voluntad y no le quitaría nada de su recompensa eterna. En cuanto a ser mejor un dador que un receptor, hay momentos en que recibir le brinda alegría a quien está dando. Ese placer no debe negarse.

¿Apreciamos que nuestra ubicación está diseñada celestialmente para que pueda ser beneficiosa para nosotros y para los demás?

Shabat Shalom y Shana Tova,

Rabino Hershel D. Becker

Traducido por Miriam Levy y Sara Slomianski

1 Nitzavim 29:9

2 U’piryo Masok citando Bas Ayin