NASO

PREOCUPADO

¿Es mejor ignorar las preocupaciones que tenemos o enfrentarlas y tratarlas?

Un sentimiento preocupante que las personas pueden tener son los celos. La palabra kinah, celos, es similar a la palabra kanah, adquirir. El contexto de una situación en la que se usa la palabra kinah, celos, en la Torá nos da una comprensión más profunda de lo que es. En un caso en el que hay motivos para que un esposo sospeche que su esposa le es infiel, dice: “V’avar alav ruaj kinah, él tiene un espíritu de celos”. [1] Esa kinah es un reclamo marital de que ella es su esposa. Los celos son tener la sensación de que tienes derecho a algo, que quieres validar. [2]

Hay diferentes reacciones cuando se desencadenan los celos. A veces se ignora. A veces es abrumador. A veces es parte de una combinación de diferentes sentimientos que cuando se combinan se vuelven incluso paralizantes, en cuyo caso asuntos que parecen menores pueden convertirse en mayores.

Había un estudiante de yeshivá que tenía el siguiente dilema. Era hora de bein hazemanim, el descanso entre semestres. Era un estudiante diligente y buscó hacer arreglos para estudiar con un javrusah, un compañero de aprendizaje, durante ese período. No había nadie adecuado en su barrio, pero conoció a una persona destacada de otro pueblo, que para su deleite, estaba dispuesta a aprender con él. Era de gran calibre, una persona sensata, y fue un privilegio tener la oportunidad de estudiar juntos. Sin embargo, había un problema con respecto a dónde debían aprender.

No había opción para el primer joven de albergar al javrusah en su casa, que estaba abarrotada y llena de niños pequeños, sus hermanos. Fue invitado a aprender en la casa del javrusah. Cuando entró en la casa estaba asombrado. Era palaciego, lleno de muebles caros. Venía a estudiar Torá y se encontró titubeando con sentimientos de celos y deseo. No solo eso, le preocupaba que estuviera trayendo un ayin hara, mal de ojo, a esa casa que podría causar daño.

Con eso en su mente y en su corazón, luchó. ¿Debía continuar yendo allí y no preocuparse por cómo se siente, o es mejor detener esa conexión, ya que podría ser una Mitzvá habaá ba’aveirah, una Mitzvá que se produce a través del pecado?

El estudiante planteó la pregunta a Rav Yitzjak Silberstein, quien señaló que hay dos violaciones que no se aplican aquí, “Lo tajmod, no codiciarás” y “Lo titaveh, no desearás”. [3] La primera entra en vigor sólo cuando se toman medidas para tratar de coaccionar al propietario para que se desprenda de su posesión. Este último surte efecto cuando una persona piensa en cómo puede adquirir el bien que está en el dominio de la otra persona. [4] El estudiante de yusiva no trató de obligar al propietario a liberar la posesión. Tampoco determinó que buscaría adquirir la lujosa morada. Por lo tanto, lo que estaba ocurriendo en su corazón no era una violación de estos mandamientos.

Sin embargo, es camino de los justos no desear ni codiciar lo que es ajeno, aunque sea en el corazón [5]. Los celos son un sentimiento que se arrastran dentro de una persona y pueden conducir a la codicia. Nadie puede escapar de experimentarlo en algún momento. [6] ¿Qué debe hacer el estudiante?

Si una persona va a estar limitada por tener tales sentimientos, no será sólo cuestión de ir a esa casa en particular. No podrá caminar en la calle por temor a que pueda ver cosas que quisiera evitar, como comportamiento o vestimenta inmodesta. Tendrá que abstenerse de estudiar con nadie por temor a que alguien pueda decir algo que no está permitido.

Además, una persona no debe abstenerse de hacer una mitzvá por temor a que alguien lo mire con malos ojos. Eso podría llevar a que una persona diga: “No recibiré a los necesitados en mi casa”, o “No debo ponerme en la posición de ni siquiera ser un maestro, para no ser objeto de la mirada despectiva de los demás”. “Shomer mitzvah lo yeda davar ra, alguien que observa una mitzvá no estará sujeto al mal.”[7]

Se le aconsejó al joven que debía prepararse para superar los sentimientos con los que luchaba. Debería estudiar musar. Particularmente en esta situación, cuando vaya a estudiar Torá, tendrá el mérito de esa mitzvá. La mitad no solo lo protegerá a él, sino también a su anfitrión. [8]

Vale la pena señalar que hay un elemento positivo en los celos. “Si no fuera por la kinah, el mundo no duraría: un hombre no plantaría un viñedo, ni se casaría con una mujer, ni construiría una casa”. [9] “Dado que la existencia del mundo depende de la kinah, debe uno utilizar toda su envidia por el bien del Cielo.”[10]

¿Cómo lidiamos con la agitación interna? ¿Cómo podemos dirigir los sentimientos que tenemos en la dirección correcta?

Shabat shalom,

Rabbi Hershel D. Becker

Traducido por: Sara Slomianski y Miriam Levy

[1] Nasó 5:14

[2] Rav Samson Rafael Hirsch

[3] Yitró 20:14; Vaetjanán 5:18

[4] Aruj Hashulján Joshen Mishpat 359:8

[5] Loc. cit.

[6] Orjot Tzadikim Sha’ar Hakinah

[7] Kohelet 8:5 en Peleh Yoetz Erej Ayin

[8] Rab Yitzhak Silberstein Ve´Harev Na vol. 4pgs 334-339

[9] Midrash Tehilim 37:1

[10] Orjot Tzadikim Sha’ar Hakinah