NITZAVIM

YENDO MÁS ALLÁ

¿Qué hago si siento que no tengo lo necesario?

En su último día de vida, Moshe Rabeinu se dirigió a todos: ancianos, oficiales, hombres, mujeres, niños y prosélitos; absolutamente a todos, desde el cortador de leña hasta los que extraen agua. [1] Si decía que se dirigía a todos, ¿por qué era necesario especificar la inclusión de los cortadores de leña y los que extraen agua? Esto se hizo para asegurar que se entendiera que todos significa todos. Cada persona es valiosa. Nadie debe pensar que el pacto entre Hashem y Klal Israel se limita a las personas de estatus. Todos son vitales y se espera que cumplan con su parte.

A veces, las personas miran a los demás y desearían tener las mismas habilidades que ellos. Rav Naftali Amsterdam una vez le dijo a su Rebe, Rav Israel Salanter: “Si tan solo hubiera tenido la mente del Shaagas Aryeh, el corazón de Yesod v’Shoresh Havodá y el buen carácter del Rebe. Entonces podría servir a Hashem como es debido”.

Rav Israel Salanter respondió: “Todo lo que Hashem quiere es que lo sirvas con la mente, el corazón y el carácter de Naftali Amsterdam”. Las famosas palabras de Reb Zusha de Anapoli captan la idea: “En el Cielo no me preguntarán por qué no fui como Avraham Avinu. ¡Me preguntarán por qué no fui Zusha!”. [2]

Las personas tienden a pensar que su potencial es limitado. Cuando llegue el día del juicio, tanto los pobres como los ricos tendrán que responder la misma pregunta: “¿Por qué no te dedicaste al estudio de la Torá?”.

Si la persona respondía que era pobre y estaba preocupado por mi sustento, se le preguntaba: “¿Eras más pobre que Hillel?”. Su pobreza no lo detenía.

Cada día, Hillel ganaba una cantidad exigua. La mitad la daba al Beit Midrash y la otra mitad la usaba para el sustento de su familia. Un día, no tenía dinero para la cuota del Beit Midrash y el guardia le negó la entrada. Subió al tejado y se sentó al borde de la claraboya para escuchar las enseñanzas de la Torá. Era viernes, durante el invierno, y la nieve caía sobre él.

A la mañana siguiente, cuando la gente llegó al Beit Midrash, Shemaya le dijo a Avtalyon que parecía estar inusualmente oscuro adentro. Miraron hacia la claraboya y vieron la figura de un hombre. Encontraron a Hillel bajo dos metros de nieve. Lo rescataron y lo reanimaron.

Si alguien decía que era demasiado rico y estaba preocupado por administrar sus posesiones, se le preguntaba: “¿Eras tú más rico que Rabí Elazar ben Jarsom?”.

Rabí Elazar heredó una enorme riqueza. Su padre le dejó mil ciudades en tierra firme, y a ellas, mil barcos en el mar. Todos los días salía a estudiar Torá. Era tan dedicado a sus estudios que algunos de sus empleados no lo reconocían al verlo en la calle. Un día, al pasar junto a ellos, intentaron convencerlo de que trabajara para su jefe, ¡aunque él era el jefe! [3]

La dedicación de Hillel y Rabí Elazar al estudio de la Torá era ejemplar. Si a alguien se le reprende porque realmente podría hacer más de lo que hace, ¿por qué no se le dice simplemente que podría hacerlo mejor? ¿Por qué sería necesario mostrarle los logros de otros como Hillel?

Cuando la gente ve a otros alcanzar una meta, indica que lo logrado fue posible. Cuando alguien rompe un récord en los Juegos Olímpicos, se incentiva a ir más allá. Establecer un récord no es una limitación. Más bien, demuestra que las personas pueden superarse y hacerlo mejor.

Decirle a alguien que tiene potencial para hacer más no es tan efectivo como que vea que puede lograrlo. Cada persona tiene un gran valor y puede ver lecciones a su alrededor para ser aún mejor.

¿Qué ejemplo presentamos? ¿Qué nos gustaría hacer mejor el próximo año?

Shabat Shalom y Shana Tová,

Rabbi Hershel D.Becker

Traducido por: Sara Slomianski y Miriam Levy

[1] Nitzavim 29:9-10

[2] Likrat Shabat Maljeta Nitzavim pgs. 426-427

[3] Yoma 35b