VAYERÁ

INEQUALITY  INN

¿Cómo respondemos a quienes nos menosprecian?

Rav Yosef Dov HaLevi Soloveichik (1820-1892) es conocido como un erudito legendario y una figura destacada. Incluso ocupando el elevado cargo de Rav de Brisk, con humildad viajaba a otras ciudades de incógnito. Cambiaba sus vestimentas rabínicas por ropa sencilla, manteniendo su identidad oculta.

Un incidente ocurrió durante su viaje a Baranovich. La temperatura era gélida. Al darse cuenta de que le era imposible continuar, se detuvo en una posada propiedad de un judío. Llamó a la puerta, pero nadie respondió. Hacía tanto frío que permanecer afuera representaba un peligro para la vida.

El Rav le indicó al cochero que golpeara la puerta con todas sus fuerzas. Tras oír los fuertes golpes, el posadero abrió la puerta. Su rostro reflejaba su furia y les informó que no había habitaciones disponibles en la posada. «En breve llegarán los huéspedes que reservaron».

Le suplicaron, afirmando que permanecer afuera representaba un peligro para sus vidas. Le rogaron que los dejara entrar para tener un techo donde resguardarse hasta la mañana. Tras sus ruegos y súplicas, el dueño, a regañadientes, cedió y les permitió entrar. Los condujo a un pasillo donde podían dormir en el suelo.

Aliviado de haberse salvado de la intemperie, el rabino encendió una vela que llevaba consigo para estudiar la Torá en silencio. « ¡Apague esa luz inmediatamente y no interrumpa nuestro descanso!», bramó el posadero. El rabino obedeció. Apagó la llama de inmediato y estudió de memoria, moviendo los labios en silencio.

Horas más tarde, se oyó el fuerte clamor de las carretas que se acercaban. Los pasajeros cantaban con alivio y alegría cuando las carretas se detuvieron frente a la posada. El dueño de la posada encendió las luces y corrió efusivamente a saludar a sus huéspedes. Eran el Rebe Aharon de Kidenov y algunos de sus jasidim. El posadero y su familia se apresuraron a servirles té caliente. Después de que descansaran un rato, el Rebe se preparó para rezar Maariv.

Al pasar por el pasillo para lavarse las manos, vio a la persona que yacía en el suelo. Se quedó atónito al reconocer al Rabino. Perdió el control y comenzó a gritar: « ¡Reb Yoshe Ber! ¡Reb Yoshe Ber! ¡Rabino de Brisk! ¿Qué hace usted aquí tirado en el suelo?».

El dueño se estremeció al oír esto. Lo invadieron la vergüenza y el miedo. ¿A quién había ofendido? ¡Nada menos que al Gaón, la figura más destacada de la generación, el Rabino de Brisk! Con las rodillas temblorosas, se acercó al Rabino y le pidió perdón. Dijo que no tenía ni idea de quién era. El rabino dijo que el perdón dependía del cumplimiento de una condición: debía ir a su casa en Brisk y quedarse con él durante dos semanas para aprender cómo tratar a los huéspedes.

El rabino continuó: «En la parashá Vayera, encontramos a dos personas que brindan hospitalidad: Abraham y Lot. Las acciones de Abraham son alabadas; las de Lot, no. Lot puso su vida en peligro al abrir su casa a los huéspedes. Eso, sin duda, parece muy meritorio. Sin embargo, además de que sus acciones no son veneradas, se afirma que se salvó por el mérito de Abraham, no por sus propios méritos. [1] ¿Qué faltaba?

Los huéspedes que llegaron a casa de Abraham parecían ser personas. [2] No obstante, él los trató con respeto. Cuando los huéspedes se aparecieron a Lot, eran claramente ángeles. [3]Estar dispuesto a arriesgar la propia vida por tales huéspedes no es ni admirable ni encomiable». El Rabino continuó: “Decirme que no tenías ni idea de que yo era el Rabino de Brisk no es una respuesta adecuada ni satisfactoria”.

El posadero aceptó ir a Brisk. Presenció cómo el Rabino gestionaba los asuntos de la ciudad. Observó su compasión por los necesitados. Experimentó la hospitalidad como debe ser: con todos. Se transformó. Su vida dio un giro de 180 grados y regresó a casa para administrar la posada con un renovado cariño y respeto por todos los huéspedes. [4]

¿Damos por sentado que la gente se comportará de manera ejemplar? ¿Somos rápidos para reprender o nos preocupamos lo suficiente como para esforzarnos en mostrarles el camino?

Shabat Shalom,

Rabbi Hershel D.Becker

Traducido por: Sara Slomianski y Miriam Levy

[1] Vayerá 19:29

[2] Vayerá 18:2 Rashi 18:1,4 Bava Metzia 86b

[3} Vayerá 19:1,3

[4] Kitzit Hashemesh Bigvurato pgs. 171-173